martes, 29 de abril de 2014

DÍA 4: "CUERPO, MENTE, ESPÍRITU"

Hasta ahora con los niños, ha sido sentir, sentir, sentir… no he intelectualizado acerca de la práctica del yoga que estamos compartiendo. Entran en clase y empezamos sin explicaciones.

Hoy, en nuestro cuarto día, repasamos lo que estamos haciendo en la práctica del yoga. Hablamos de lo que sentimos, de lo que nos está pasando por dentro.  Sirvió de introducción y entramos en la práctica sencillamente.

CUERPO, MENTE, ESPIRITU

Lo dibujé en el suelo, hablé de cómo estábamos “trabajando” estas fuerzas dentro de nosotros con la práctica de posturas, de respiración y de temas que tocamos. Hablamos de por qué nos parece tan importante hacer esto en las escuelas. En el momento adecuado, empezamos la práctica.

                  
Teníamos otra visita hoy, una profesora de adolescentes de Austria que también practica yoga. Ella nunca había escuchado que se podía practicar yoga con los niños y estaba interesada en ver lo que hacemos.  Tomó fotos estupendas que veréis aquí.
 
Durante la primera clase todo fue tranquilo, fluido. Había entrado la directora del programa, preguntando a los niños muy inocentemente sobre ¿qué les parecía el yoga? ¿qué les estaba haciendo?  y sí ella debería de probarlo.  TODOS los niños estuvieron de acuerdo en que el yoga les “quitaba el peso que tenía encima”, le decían que sí, que te tranquiliza, que lo deberías de hacer, que te va a gustar… Perfecto.

La segunda sesión del día fue más complicada y  los niños llegaron mucho más inquietos que nunca. Ya se están mostrando más las dificultades emocionales que tienen algunos dentro de este grupo. Claro, ya se sienten muy cómodos conmigo, ya estamos en Noviembre, llevan dos meses en el instituto, ya entienden de que va todo y sienten más la presión social, la presión de los horarios y las expectativas de los maestros… Y, además, ahora están verdaderamente entrando en la adolescencia, los cambios neurobioquímicos empiezan a manifestarse, lo hormonal también…

Empecé esta clase en savasana, tumbados en relajación. “Relajaros, sentid la pulsación de vuestro corazón y soltad la tensión acumulada en los músculos”.  Tuve que cuidar a dos poniendo mi mano encima de sus corazones, mientras hablaba a todos. Arranqué con una canción que me vino de repente “donde hay amor, no cabe el miedo, donde hay miedo no cabe el amor.”  Les encanta que les cante, la mayoría son gitanos, es una parte tan íntegra e importante de su cultura. Seguimos así, en la relajación hasta ver y sentir que habían aterrizado de alguna manera. Empezamos con las posturas, agregué varias torsiones a la práctica para equilibrar mejor sus sistemas nerviosos. Ayuda. A la hora de relajarse, el más inquieto necesitaba tocar un cuenco… Eso hizo que todos quisieran tocar un cuenco. Repartimos cuencos y otros instrumentos en el aula de música y jugamos. Al principio les dejé tocar como ellos quisieran, libertad total, caos total.  Pusieron los cuencos encima de sus cuerpos para sentir las vibraciones. Terminamos con más orden, tocando uno por uno, yo les dirigía señalizándoles con un dedo cuando les tocaba hacer sonar su instrumento. Música terapia. Los sonidos de los cuencos nos armonizan. 
       
         

miércoles, 23 de abril de 2014

DÍA 3: "GUERREROS"



Para nuestra tercera clase juntos, nos llegaron las primeras visitas de otro instituto, de otro pueblo de Granada, interesados en ofrecer el yoga a su alumnado. Tuvimos una pequeña reunión con ellos antes de entrar en la clase explicando todas las maneras en las que este instituto ha trabajado a lo largo de los años para integrar mejor a los padres y madres de nuestros niños en el programa de compensación educativa que son, generalmente, de etnia gitana. El año pasado nos entrevistó una periodista reconocida en España, Elena García Quevedo, para la revista MIA y, justo este mes, salió publicado el trabajo.

Queríamos que ellos tuvieran la experiencia de tomar la clase con los niños y niñas, así, asistieron a la primera sesión de la mañana.

Pensaba dar una clase que he dado cientos de veces a niños de 5 años y a adultos, profesores en mi formación. Es una clase que me gusta ofrecer temprana en mi relación con los niños porque es muy rica en valores y en arquetipos y puedo tomar de la experiencia continuamente en los meses venideros.

Siempre es mayor el reto cuando vienen visitas adultas a la clase porque, de alguna manera, tienes que comunicarte en dos voces, una dirigida a los niños y otra, dirigida a los adultos. En esta clase también se “coló” un niño que no está en el proyecto de investigación. Quería saber lo que estamos haciendo y se metió. Yo no sabía que no pertenecía al grupo y le incluí como uno más, otro reto, un alumno que no sabe de lo que va todo esto.

Los niños siempre se portan de otra manera cuando vienen visitas, empujan o exploran un poco sus límites, dos niños sacaron una baraja de cartas y, cuando empezaban a jugar en sus esterillas, me llegó una idea instintivamente, como un flechazo, “voy a usar las cartas para desarrollar el tema de la clase.” De esta manera, no me veo obligada a regañarles: “guarda eso estamos en la clase de yoga ahora” y, aprovecho para crear enlaces, para conectar una lección del yoga a sus vidas diarias, a una actividad suya, las cartas. De esta manera intentamos siempre hacer asociaciones, asociar la práctica, la clase de yoga a las necesidades de la vida diaria del niño. Cosa que siento que la educación tradicional no hace.
El tema es este: hablamos de un guerrero (que viene a ser tú y yo… todos) que tiene retos grandes que superar, preocupaciones, le vienen cambios y se siente inseguro, ¿cómo las enfrento? ¿qué hago? Esta historia viene de la tradición nativa norteamericana y lo he adaptado a mis clases de yoga. Sentimos que las posturas con una intención emocional te puede reestructurar por dentro, literalmente. Nuestro estado emocional crea patrones físicos (miedo, tristeza, inseguridad = hombros echados para delante) y, según mi experiencia, he comprobado que, simplemente creando la postura inversa es una gran ayuda, estimula glándulas que te ayudan a cambiar la mente (cualquier postura que empuja los hombros hacía atrás). Pero si juntamos ambas cosas, la intención que queremos (“Yo puedo”) con la postura física, que abre el corazón y alinea perfectamente los hombros, (esa postura como el “Guerrero 1 o Virhabhadrsana 1”) se crea una sinergia y se experimentan unos cambios internos muchas veces radicales e inmediatos. Esto es parte del secreto de la transformación que se produce en los practicantes del yoga….

Seguimos con el cuento del día, en la tradición nativa norteamericana sienten que la naturaleza misma tiene dones y es sagrada, cada punto cardinal representa una cualidad. Se saluda a esos puntos cardinales en gratitud siempre y también ante cualquier reto en la vida y se pide que les proporcione las cualidades que cada punto representa.

Este: abrir a la gracia, creer en ti = las copas
Norte: la fuerza = los bastos
Oeste: sabiduría = las espadas
Sur: amor, humildad, pureza en tu corazón = el oro

Visitamos una por una cada dirección cardinal, enlazando el tema o los significados o definiciones más profundos de cada carta en la baraja con las posturas. El camino del guerrero se puede resumir así: hace falta estar abierto a los cambios en la vida, aceptándolos cuando te lleguen abiertamente (como la copa), los pies bien puestos sobre la tierra, respiras profundamente en cada momento, con aceptación, atentos…. Hace falta ser fuertes, por dentro y por fuera, energía muscular en tus posturas, todo el cuerpo trabaja al unísono. Hay que usar esa fuerza interna y externa con inteligencia, sabiamente, no impulsivamente. Hay que pensar y planificar para hacer las cosas bien, para salir triunfante, con éxito. ¿Y qué es bien? ¿Qué es el éxito? Siempre serás exitoso cuando las cosas las haces con humildad, para el bien de todos, puro de corazón, así eres como el oro.

Bueno los niños y los profesores visitante siguieron paso por paso el cuento y la práctica con absoluto interés. Se les ve en la cara en las fotografías. Me encantó tener un yogui presente, que además es hombre, porque sirvió de ejemplo para los jóvenes chavales en la clase. Se inspiraron mucho y trabajaron juntos.

Pero lo mejor que me llevo de esta clase fue lo que sucedió al final en savasana…. El niño que nunca había practicado el yoga conmigo estaba nervioso, se nota que es un niño que ha sufrido algún trauma, por su manera de ser, tan reactivo, alerta, con la actitud puesta en huir o pelear en cualquier momento… un gran guerrero al que le hace falta más contacto con las cualidades del este y del sur de esta práctica. Me fui directamente a su lado a la hora de la relajación ya que me imaginaba que le iba costar horrores. A niños con el estrés crónico les es casi imposible cerrar los ojos y desactivar su sistema simpático, el que se prepara automáticamente para la huida o la pelea. Coloqué una mano encima de su corazón, fijé mi mirada en la suya y, al mismo tiempo, comencé a invitar a los demás a que entrasen en la relajación, paso por paso.

La mirada del niño era una mezcla de emociones tan potentes: la sorpresa, la incertidumbre, la felicidad, la maravilla, la alegría… La gratitud… Seguramente nunca había sentido su cuerpo tan abierto, tan vulnerable, tan ligero y tan bien. Lo sé, porque recuerdo la primera vez que lo sentí yo. Me penetró con su mirada y su energía y quise llorar. Se me escapó una lágrima, una sola. Ya en mi coche volviendo a casa dejaría que corrieran las que quisieran salir. En la sala se respiraba paz, los niños TODOS entraron en la relajación con facilidad, paz y silencio total, quietos, entraron a por todas… Vi a los profesores visitantes levantar sus cabezas para mirar, ¡¿qué?! ¿no se mueven? ¿se están relajando?

Al final concluimos la práctica preguntando: para tu vida, ahora mismo ¿cual de las cualidades del guerrero necesitas más: el coraje o valor, la fuerza, la sabiduría o la humildad?




En la segunda sesión. Nos quedamos en el norte, el YO PUEDO. Me llegaron los niños un poco inquietos y no querían seguir el cuento. Cambié totalmente de rumbo con ellos y trabajamos más que nada nuestra respiración y cómo se alinean bien los homóplatos, los hombros para que realmente pueda sentir por dentro que YO PUEDO, YO CREO EN MI. Cantamos sonidos y la postura del guerrero uno tomó forma interna, es la postura para este grupo del YO PUEDO.

DÍA 2: "El Árbol de las EMOCIONES"



Estamos trabajando la inteligencia emocional del alumnado a través del yoga. Entrelazamos temas de importancia emocional con las posturas, de esta manera integramos cuerpo, mente y espíritu, explorando, equilibrando, integrando y potenciando las tres fuerzas dentro de nosotros. Sentimos que es importante que los niños y niñas se expresen también con las artes plásticas, para ayudarles en este proceso de exploración, expresión y comprensión. En esta clase repetimos el tema base de “raíces y alas”. Inspiramos nuestra práctica dibujando libremente al principio de la clase un árbol. Sencillo y abierto, sin mucha instrucción, simplemente “dibuja un árbol, el que te venga a la mente ahora mismo, en cualquier lado de cualquier manera.”
La arte terapia es un campo muy amplio. En mi manera de trabajar, no entrenada profesionalmente en esta terapia, no rebusco demasiado los porqués de los colores ni de las formas que dibuja el alumnado. Observo y tomo nota mental de lo obvio (en el paisaje de este muchacho, hay una tormenta. Hmmmm). Siento que el acto de la expresión libre y sin juzgar es, en sí, una terapia liberadora.



 

En este caso, usamos sus dibujos también para inspirar la expresión de las posturas. “Mira o recuerda tu dibujo, conviértete en ese árbol de tu creación. Arraiga bien tus pies. Encuentra tu línea central, el tronco fuerte y largo de tu árbol, expresa tu belleza exhalando a través de las ramas largas y libres. Extiendo los brazos al cielo y más allá.
 

En savasana: “Túmbate, cierra los ojos y respira profundamente. Imagina que estás tumbado debajo de tu árbol, en ese espacio que tú has creado. Siente y huele la hierba debajo de tu cuerpo, ahora la esterilla y la pintura verde de este cuarto se convierten en ese lugar de afuera, al aire libre…” etc.

Recuerdo muy bien el comentario de uno de los niños cuando les dije que cogieran papel y ceras: “Qué bien, cómo si estuviéramos en primaria.” Y casi a coro todos decían que sí y se creó un ambiente agradable, juguetón, inocente y de calma. La práctica fue bonita, el arte nos unió a todos un poquito más. La relajación fue tranquila. Tengo a varios que no cierran todavía sus ojos, pero me siguen en la palabra y están sintiendo los efectos del trabajo, se les nota en los ojos y en el cuerpo.

Después de cada clase suelo terminar preguntando: ¿qué es lo que más te ha gustado hoy? Sus respuestas son muy ambiguas en muchos casos, “No sé, las posturas, la relajación….no sé maestra…” Tenemos a un niño que no se expresa todavía. El día que sí lo haga, será para mi un día muy importante. Paciencia… y sigo indagando ¿qué necesita este niño…?



DÍA 1: "RAÍCES Y ALAS"



Comenzamos las clases del proyecto de investigación en Iznalloz con el tema “raíces y alas”. Fijamos la intención de la práctica haciendo hincapié en la manera en que caminamos por la vida, la manera en que nos sentimos y realizamos el contacto con nuestros pies sobre la tierra. Cuanto más conectados nos sentimos con la tierra, la naturaleza misma y nuestro ser, mejor podremos volar. Echemos buenas raíces en este instituto para poder crecer y volar cuando nos toque.

El alineamiento que hemos trabajado ha sido pies (pies paralelos y el apoyo de las cuatro esquinas, más el dedo gordo como raíz madre) y brazos-alas (por ahora es sencillamente, extensión plena hacía arriba, de corazón a brazos, manos y más allá). La conexión fue inmediata con los niños, sencillo y agradable. Me siguieron interesados y contentos.

 
En esta clase uno de los niños no quiso participar y, por supuesto, respeté su decisión. La siguiente clase, sin decirme nada, cogió su esterilla sin más.
Veréis a nuestro amigo Francisco aquí tocando los cuencos tibetanos que suelo usar para la relajación. Francisco es un alumno de 20 años, con discapacidad intelectual moderada. Ha estado conmigo en el yoga el año pasado y es un placer integrarle en este grupo. 

 
Aprendí bastante acerca de los alumnos con las preguntas sencillas que hice en esta y en la sesión posterior que yo considero clases “bases”. Lo más revelador fueron las contestaciones que dieron a mis preguntas, contándome cosas sobre sus relaciones familiares:
-Consideremos al dedo gordo como tu raíz madre. ¿Quién es esa o quienes son esas personas que más te han demostrado amor en tu vida? (Pregunté rápidamente uno por uno). Ellos son tu raíz madre, empujando el dedo gordo al suelo, sintiendo las cuatro esquinas de apoyo del pie, sintiendo tu conexión con esa persona o esas personas que te quieren y están siempre por ti. Inhalando ahora alza tus brazos encima de la cabeza, estira fuertemente tu pierna izquierda y da gracias a esas personas en tu vida que te nutren, te inspiran y te ayudan a volar.



En savasana…. Casi todos entraron en savasana, la relajación, cerrando los ojos. Las fotos demuestran el interés y la aceptación. 

 
-Otra persona “raíz madre” eres tu mismo y tú misma. El yoga me ha servido mucho para hacerme yo, mi mejor amiga, les dije. Disfruta ahora de este momento en silencio, con el acompañamiento de los sonidos de los cuencos, para sentirte y relajarte, para conocerte mejor en este estado tranquilo. Es un regalo para ti. Disfrútalo. Suelta. Relaja. Eres un ser estupendo que merece todo el amor del mundo. Suaviza. Respírate y disfruta de la paz que nos da saber que tenemos gente que nos quiere en la vida y que nosotros mismos somos esas personas también. Puedes sentirte ligera como un ala ahora…. Relájate.